martes, 16 de octubre de 2018

Karina Lerman / Fronteras






























Ya no sé dar luz, 
dice la abuela
aprieta su pañuelo de canesú
se clausura en la noche
de pueblo sin motivo.

Sólo una vez pronuncia
y alcanza para cargar
el tiempo a su antojo.

No queremos ver sus formas de morir
merodeando la tristeza.

¿Qué es lo que dice sin poder?

Arrancamos de cuajo la prisa
antes que las aves
empiecen a caer del cielo
cuando mi abuela perdida
borre sus fronteras.




Karina Lerman es porteña, poeta, enseña hebreo y se ha licenciado en Psicología. Difunde poesía a través de su blog Las garzas poéticas y en su cuenta instagram @mil_k_estallidos. Este poema pertenece a su libro Las hijas de Lot (Griselda García Editora, 2018).

jueves, 30 de agosto de 2018

Gabriela Schuhmacher / Extensos óleos - 2






























Acaso algún día logre capturar un instante
en toda su violencia y toda su belleza
Francis Bacon


Desde el depósito, la cruz
en el dorso del cuadro, clava
la carne a la realidad: amantes
en la cama, bebedores en el bar,
luchadores revolcándose en la arena.
El control del propio cuerpo
es una ilusión y el jurado no ignora
el bello color de la carne mutilada, su
semejanza al cadáver. Digo estar
muerto por convención, antes de ser
descubierto en la faena. Que algún
hombre deje trazos en este muro
como el caracol su baba, y yo
con un chillido de mono, al límite
de la desaparición, proclame:
¡otro Bacon, otro Bacon!




Gabriela Schuhmacher nació en la ciudad de Santa Fe, Argentina. Publicó Cantos del norte (Editorial de l'aire, 2016), Puros e Impuros/Extensos Óleos (Ediciones del Dock, 2018) y Ahogada en otro Tíber (Editorial Ciudad Gótica, 2018). Obtuvo la beca a la creación  en letras del Fondo Nacional de las Artes (2017). Integra la antología Federal de Poesía Región Centro (CFI). Es gestora cultural. Autora y coordinadora del proyecto “La Poesía se mueve”. Diseña y dicta talleres interdisciplinarios de literatura y artes visuales.

domingo, 24 de junio de 2018

Gerardo Lewin / Sagesse





La impaciencia te delata y define.
Reloj, agenda y almanaque.
Los años pasan
y la sabiduría no aparece.

Mira tu rostro en el espejo y dime
si has comprendido algo
de todo cuanto ocupó tu mente
horas y días, la complicada danza del amor,
las palabras que arrojas a este verso
en el momento en el que crees entender.
¿Qué haces? Poco más que escribir
títulos en una página.

El momento en el que crees
decir la verdad, te golpeas 
contra el humo
y sueñas dolores inhallables.

Pasa una nube y hay en ella mil gotas,
una lluvia en la que aspiras reencarnar,
pasar por sobre ríos y montañas,
quedarte dormido en las alturas
—alma que vaga por lejanos países
sin más paisaje que esta música

en la que nada es cierto. Allí donde eras niño
y hubo grillos, la caricia del sol
y el discurrir leve de la arena,
los pasos del presente hieren
y las razones de la tierra
se clavan en tus plantas

y lo peor es
que estás obligado a sonreír
porque la alternativa fuera
saltar al mar de lo inexistente
y qué podrías decir en ese caso.

Porque has perdido el don
y te disfrazas, 
buscas que nadie se dé cuenta,
mueves los brazos,
finges vuelos,
gritas

y en el final presumes
que debes agregar unas palabras.

Otro error.

lunes, 18 de junio de 2018

Valeria Pariso / 27 (ahora cruzo...)








Ahora cruzo la plaza del pueblo
y llego al mercado en busca de verdura fresca.

En cajones ofrecen acelga, choclos nuevos,
tomates y frutas de estación.
Abundan las uvas rosadas y las peras.

Este no es el Viejo Mercado de Rouen.
No hay castillos aquí.
Esta plaza no existía en 1431.
A simple vista no encuentro ninguna estaca.

Sin embargo, yo debí bajar mi corazón
y dormirlo,
para volver, y cruzar la plaza del pueblo.




Valeria Pariso nació en 1970 en la provincia de Buenos Aires. Publicó los libros de poesía Cero sobre el nivel del mar (Ediciones AqL, 2012), Paula levanta la persiana  (Ediciones AqL, 2013), Donde termina esta casa (Ediciones de la Eterna, 2015), Del otro lado de la noche (El Mono Armado, 2015) y Triza (Detodoslosmares, 2017). Se encuentra en proceso de edición La trilogía: Uva negra, Mascarón de proa y El castillo de Rouen (de donde fue extraído este poema). Varios de sus poemas fueron traducidos al portugués y al italiano.
Desde el  año 2014 coordina el Ciclo de poesía en Bella Vista. Coordina talleres de poesía.
Administra los blogs:
www.tantotequeria.blogspot.com.ar
www.laficciondelolvido.blogspot.com.ar
www.viajaresunpoema.blogspot.com.ar





martes, 5 de junio de 2018

José Emilio Tallarico / Contra todo pronóstico

























Pusiste una distancia y la distancia quedó.
Los parques se mezclaron con la vida.
Extraña música: calles donde no sabe uno distinguir
la procesión del funeral, donde los grises prevalecen
y las gentes olvidan cómo era eso de volver al deseo.
Uno o dos gestos por considerar,
una pasión retráctil porque claro, estaba ese abismo
del que hablan los desafortunados.
Dos o tres besos se acurrucaron
bajo el manto del pecado cortés.
Contra todo pronóstico: he ahí tu imagen,
objeto de delicada reverencia, tibia, inclasificable.



* extraído de - 1987 - poemas de la treintena (colección acento urbano, 2018)

martes, 29 de mayo de 2018

Alejandro Méndez Casariego / Tristán



























Tristán nació de Loba,
la doberman mayor del Coronel;
era una bola movediza
de pelo negro
Nunca habíamos visto
nada tan tierno como sus movimientos
reptando hacia las tetas
sus ojos cerrados en un placer
que nada puede reemplazar

caía luego en la modorra de los hartos

A los seis meses le cortamos la cola
y las orejas
porque así se estilaba

Lo amamos, esos días, como a nada o a nadie
Nos levantábamos temprano
tan sólo para verlo
estirarse en su cucha
frotarse el hocico en nuestras manos
y volver a su posición de ovillo

Antes de que cumpliera el año
se lo llevaron con mentiras
no nos dijeron dónde
y fue para nosotros
algo muy parecido al fin de todo
Tiempo después
fuimos a la casa de amigos
del otro barrio, el que estaba en el bajo
pegado al regimiento

Esas casas eran todas iguales:
las mismas celosías de madera
pintadas en un verde que llamaban militar,
galería de tejas, columnas de madera
canteros con prolijas margaritas
como para demostrar que éramos gente
parecida a toda la demás
De pronto oímos un sonido
metálico y agudo
como un desplazamiento 
de acero sobre acero
y un pesado golpear de patas
trotando sobre el césped
Cuando alzamos la vista
un animal enorme, oscuro
con ojos como llamas
el hocico fruncido liberando los dientes
emitía el farfeo contenido
de las bestias a punto de saltar
Su expresión era de un odio tan extremo
que nos dejó sin aire

Lo reconocimos por una marca
que le había quedado en una oreja
en un error del corte
y una manchita más clara sobre uno de los ojos
No hemos podido
—es difícil— olvidar
ese momento en que el amor más profundo
se convierte en el peor de los miedos.





de Pieles rojas (Deacá, 2017)

martes, 15 de mayo de 2018

Elena Eyheremendy / Sótanos abolidos




























Qué puede hacer el sol / con la tristeza de los hombres /
 cuando un muerto encerrado con llaves / 
descubre la inocencia del mundo / 
secuestrada bien hondo en el sótano del cielo.
Ignacio Beola



Qué desdichados somos cuando amamos.
Pero ¿qué puede hacer el Sol
con la tristeza de los hombres?
¿Qué puede hacer una mujer
con esa Orquídea opaca y contundente,
si no perdura la súbita titilación de Eros?

¿Será tal vez un delirio
substanciar la seda con los ojos abiertos
o querer que el Coatí del cuento de Quiroga
halle por fin su huevo y no perezca?
Tal vez es imposible resguardar
tanto sombrío Pájaro en tu sombrero.

Acaso ¿qué aterido amante
ha logrado sorprender el rito de la Aurora,
sobre qué labio Aurora también intermitente?

Tantas veces se abolieron los sótanos del Cielo, Mamá,
que no soy yo quien llora ahora desde lo negro,
donde no hay quinqués que velen
ni encuentro tu abat-jour ni es de alabastro.

Ningún fetiche ilumina el terror.
En la mesita,
un tejido larguísimo de años y Penélopes,
de suavidad expuesta, de inminencia.
Una ternura casi femenina.
Como un lienzo.

Qué desdichados somos si no amamos.
Pero ¿qué puede entonces hacer el Sol
con este nuevo género de tristeza
sin sus Pájaros?



a Enriqueta Uriarte, mamá





Elena Susana Eyheremendy nació en Buenos Aires. Ha publicado los siguientes libros: El gallo helicoidal (edición bilingüe: español - francés, 1997); Lobo Vulnerable (2004); Máquinas transparentes (2005); Diálogo del Funámbulo (2008), Nocturno para el equilibrista (edición bilingüe: español - francés, 2014) y Soledad de las partituras (Summa, 2016), de donde hemos copiado este poema. En 1982 obtuvo el Primer Premio de Poesía de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, por sus “Poemas Virgilianos”. En 1984 fue Primer Premio en el Certamen Nacional “Vicente Barbieri” con “Tríptico de Mensajero” y en 2001 fue premiada su obra “Puentes amenazados” en el Certamen Internacional “Honorarte”. Es egresada de Letras de la U.B.A., donde enseña francés, y traduce poesía.




jueves, 3 de mayo de 2018

Alberto Boco / Los perros cueteros

























Mientras buscaba la estrella vespertina en una fría ventana
y silbaba cuando Arturo derramaba su luz,
oí reñir a los lobos, y dije: Entonces esto
es el hombre

                       Allen Tate



festejos tradicionales y ellos aparecen
un despertar cuando medra la noche y las explosiones comienzan
andar solos por ahí hasta el ritual de lo que se pudre
y disimular en el ruido y el olor de la pólvora barata
efectos de la temporada…

sucios de arenas el gesto distraído
pelo encrespado como en un enojo
se van amontonando en el andar cansino hasta que lo avivan
donde se junta la presa casi nadie mira
tal vez algún chico que adivina y alguna mirada
otra porque intuye
gesto veloz de repente contra el estampido
fuego en la boca y otra vez hacia allá
lejos

qué canta en el fuego y el humo en el chasquido
como rama reseca que se quiebra cada vez
qué canta en la sangre y en la carrera de súbito despierta
y vos que los mirás como se mira el amor
esa química orgánica con ropa de ternura
mirar que no se nubla en el farolero simular de la época
quién sabe qué piensa –decís
detenido ahora en el alto de la mañana
como sombra contra el moverse del mar
ahí las nubes coloreando como si vos y yo no supiéramos
que nada de todo eso es intención mientras ellos están ahí
con esa cosa que raspa como espera debajo de la sangre
cada estallido que apure la caída
del que no mira duerme y se divierte mientras
ellos con la traza del viejo mapa y el ojo que parece apagado
pero detrás de la mirada esa sombra
que apenas campea
sabe y espera
desde lejos y a su modo
sabe y espera
siempre
desde bien allá



Para Pugnax (1)

(1) Nombre de un perro que integra la tripulación de un dirigible en la novela Contraluz, de Thomas Pynchon



Alberto Boco nació en Buenos Aires en 1949. Publicó Arcas o Pequeñas Señales (Libros de Tierra Firme, 1986); Galería de Ecos (Último Reino, 1989); Ausentes con Aviso (Libros de Tierra Firme, 1997); Cartas para Beb (Edición del autor, 2007), Riachuelo (Ediciones de la Quintana, 2008), Malena (Edición del autor, 2012), Visitas inoportunas (Ediciones El Jardín de las Delicias, 2012) y Estación de nosotros (Ediciones Buenos Aires Poetry, 2014). Recibió —entre otras distinciones— el Primer Premio en el Concurso Nacional de Poesía César Domingo Sioli y el Premio Ciudad de Junín, 2005. Sus trabajos han sido publicados en revistas literarias de Argentina y  otros países. El presente pertenece al poemario inédito Evanescentes, In propios y Pequeño. 

lunes, 23 de abril de 2018

Alfredo Palacio / A veces la vecina
























busca en mí otra mirada.
                  De aceite
                  vacío
                             o entrepierna.
                                                    Se arriesga al tigre.
A veces la vecina
es otro territorio.
                              Luna menguante
                                                            sábana en espera
                                                                                             perfume para la ocasión.

A veces la vecina
                                 es
                                         tan extranjera como yo.
Y caemos sin saberlo
                                   del uno al diez
                                                             por la lengua filosa del consorcio.




Alfredo Palacio (Buenos Aires, 1949). Publicó Filamentos (Ed. Del Dock, 2007) y BluesEros (Ed. Del Dock, 2016).  Permanecen inéditos los poemarios Segundos afuera (2009) y Visiones cotidianas (2016). Formó parte de diversas antologías poéticas de Argentina y el exterior. Poemas suyos han sido traducidos al portugués, catalán y francés y han sido incluídos en diferentes sitios, páginas, revistas literarias y blogs de poesía de Argentina, Brasil Chile, Perú, México, España, Estados Unidos e Italia. Co-dirigió el Café Literario “Mirá lo que quedó” con los poetas Alicia Grinbank, Alberto Boco y Rolando Revagliatti. Recibió numerosos premios y menciones, entre las que cabe destacar el Primer Premio al mejor libro editado (2010) por Filamentos en el certamen "Leer y Compartir" de Ediciones Orillera  (Santa Rosa, La Pampa) y el Primer Premio del concurso internacional Marosa di Giorgio (2013) por BluesEros.

sábado, 17 de marzo de 2018

Diego Brando / no esperábamos...






























No esperábamos tanto viento 
pero aquí está, 
cambiando todo de lugar. 
También nosotros, 
que miramos con extrema quietud desde la ventana 
de qué manera se mueven las hojas acumuladas 
al fondo de la casa y la ropa que olvidamos colgada 
en el tendedero de cemento. 
En su soporte, la inscripción de una fecha: 
primero de diciembre de mil nueve noventa y dos. 
De los años 
en que no hemos aprendido nada 
queda el suave paso de las hojas, 
la virtud del movimiento. 
Seres ateridos por el frío, 
admiramos lo que no entendemos.





Diego Brando (1987) nació en Leones, Córdoba. Realizó sus estudios terciarios en el ISFD Mariano Moreno de Bell Ville, en donde se recibe de Profesor en Lengua y Literatura. Publicó Frontera (Editorial Vilnius, 2016). Prepara su segundo libro mientras colabora en un laboratorio bioquímico.


sábado, 10 de marzo de 2018

Diego Roel / Grieta del tiempo





















Pero, ¿cómo vivíamos aquí,
en esta casa carcomida por el salitre de las olas,
en este suelo donde lo perdido
repite su nombre y se repliega?

¿Cómo podíamos vivir aquí?

Ahora sobre mi cara desova el tiempo:
me vida se desgarra, pierde peso y consistencia.

El país es un animal que ya no encuentra su alimento.

¿Cómo podíamos vivir aquí?





Diego Roel nació en Témperley, provincia de Buenos Aires, en 1980. Publicó, entre otros: Padre Tótem/Oscuros umbrales de revelación (Libros de Tierra Firme, 2004); Diario del insomnio (Libros de Tierra Firme, 2005/detodoslosmares 2013); Cuaderno del desierto (Libros de Tierra Firme, 2007) y Los jardines del aire (El mono armado 2010, detodoslosmares 2014). Desde 2011 coordina el ciclo de lectura Cendra. El presente poema fue copiado de Shibólet (Griselda García Editora 2018).

viernes, 23 de febrero de 2018

Silvina Elena Guala / deudora





















la intensidad de los momentos del amor
el recuerdo de lo vital en la semilla
la necesidad en la tarde de verano
la complicación de la gotera
todos y cada uno de los charcos
la música 
el perfume
un golpe tenue en el cuerpo

deudora soy de la lluvia





Silvina Elena Guala nació en Rosario (Santa Fe, Argentina) en 1965. Vivió en Paraty- Brasil donde coordinó el taller “palavreando” con niños en riesgo social. Segundo premio en el concurso literario organizado por el Club de Leones de Rosario (2009). Con poemas en portugués participó del Prêmio Off Flip (Paraty – Brasil, 2008) siendo seleccionada como finalista en la categoría nacional y en tercer lugar en la local. Publicó una edición bilingüe y artesanal de sus poemas, reunidos en el libro palavras de terra e alma (2007) y posteriormente Trazos (textosintrusos, Argentina 2012).